UN RECORDATORIO

A veces conviene recordar ciertas cosas para que no se nos olviden. Todo lo que hacemos nos acompaña el resto de nuestra vida. Hay veces que esas acciones son grandes decisiones, que salen muy bien y uno se felicita por ello muchas veces y con nmucha alegría. Sin embargo, todos tenemos un pasado oscuro, decisiones o acciones que sabemos que a los ojos de los demás son bastante reprobables, es más a nuestros propios ojos son reprobables.

Ciertamente hay cosas en mi vida de las que no me siento muy orgullosa, pero siempre tengo el sentimiento de que si no las hubiera hecho ahora no estaría aquí, es decir, esas cosas también forman parte de mi, para bien o para mal, y me han enseñado mucho acerca de lo que quiero y lo que no quiero. Por ello no deseo borrarlas de mi vida, fueron una gran lección, pero eso no quiere decir que esté dispuesta a repetirlas.

Pondré un ejemplo banal, pero que ilustra bien lo que quiero decir. El viernes, fui a comer con unos amigos. Al final se nos hizo tarde y acabamos sentándonos a la mesa pasadas las 4. El resultado es obvio, cuando trajeron la carta nos dedicamos a pedir con los ojos, y cuando llegó la comida en lugar de disfrutar de ella la engullimos a velocidades increíbles. Por supuesto luego tomamos unos postres gigantes. No me siento mal por los millones de calorías que obligué a digerir a mi pobre estómago, ni por no haber podido cenar ese día, ni por no haber podido desayunar al siguiente, ni porque tendré que hacer dieta un mes para poder librarme del exceso.

Me alegro mucho de haber comido así, porque durante aquellos momentos fue una buena experiencia, y porque después me dí cuenta de que lo que había hecho "no estaba bien". Ahora sé lo que no quiero volver a hacer, no quiero volver a comer de esa manera, aunque sean las 4 de la tarde y tengo muchísimo ansia. Sé que habrá otras veces que me sentiré tentada a repetirlo (o quizá no), pero recordaré que comer a lo bestia no quita el hambre, sino que desajusta mi organismo y es perjudicial para mi.

No me voy a pedir perdón a mi ni a nadie por ello, pero si me he hecho una promesa, analizar bien lo que ocurre y cuál es la mejor forma de solucionarlo. En mi vida he hecho cosas que en su momento eran una gran idea, o me lo parecieron, y que vistas ahora, con más perspectiva, me parecen bastante exageradas y poco acordes con mi forma de ser. Quiero seguir aprendiendo y mis errores pasados son los que más me enseñan. Pero no temas, no estoy dispuesta a volver a repetir, he comido suficiente de algunos platos y otros apenas estoy empezando a degustarlos...